Viajar por el Maestrazgo nos proporcionará de entrada sentimientos contradictorios, como si estuviéramos en un territorio que no esperábamos. Es una tierra misteriosa por la que viajando con nuestra Suzuki V Strom 1.000 poreste extremo sur de Teruel, podremos tratar de desvelar sus enigmas. El Matarraña es tierra de antiguos caballeros templarios, encomendados a proteger los santos lugares, se apoderaron de estas tierras bajo el mandato del gran Maestre, que dio origen a esta sierra, a caballo entre las tres comunidades aragonesa, catalana y valenciana. El cerrado mundo medieval y el oscurantismo de su simbología, nos acompañará allá donde quiera que nos aventuremos con la moto, tratando de reverdecer esta cultura milenaria, encerrada tras sus gruesos muros de piedra dorada con tal de perpetuar sus secretos. Sus pistas nos serán desveladas parando pueblo a pueblo y fijándonos bien en sus detalles, un divertido juego para curiosos viajeros del mundo fantástico que habita en górgolas, modillones y pórticos, espectaculares rosetones y vanos de laboriosa tracería de las grandes fachada renacentistas, soberbios campanarios barrocos y la atractiva arquitectura de iglesias, edificios defensivos, lonjas, esplendidas casas consistorialesy palacios erigidos como temerosos símbolos de poder.

Partimos de Alcañiz, dominado por la altanería de su castillo donde hoy se aloja el Parador Nacional. Siguiendo 35 km por la nacional 211 en dirección a Castellón, llegamos a nuestra primera parada, Calaceite, la capital cultural de la Comarca del Matarraña. Un paseo por sus calles nos excita la curiosidad por su pasado oculto tras sus murallas. Nos disponemos a franquearlas con la Suzuki, y deambular por la Calle Mayor, Plaza de España o la calle Maella admirando sus nobles edificios de sillería y balcones de forja que se engalanan en tiempo de procesiones.

Es de obligada visita el Museo Juan Cabré, un edificio rehabilitado del S. XVIII, dedicado al arqueólogo que descubrió su origen ibérico, al que siguió la dominación árabe, época de la que se conservan un molino aceitero y dos azudes, previo al periodo negro medieval que aconteció con guerras, sequías, enfermedades y hasta el saqueo de la ciudad, robo del reloj de la torre del viejo templo incluido. A pesar de ello, la Edad Media dejó en Calaceite un buen legado monumental: los portales capilla de la Virgen del Pilar y de San Antonio, la iglesia parroquial de la Asunción, y Ayuntamiento del siglo XVII y mazmorra.

Continuando nuestro viaje por la carretera comarcal A 1413 llegamos a Cretas, famosa por sus muestras del denominado Arte Rupestre Levantino. Es momento de volver a aparcar nuestra Suzuki V Strom 1.000 y caminar por la plaza Mayor hacia la Iglesia de la Asunción, de estructura gótica con fachada plateresca. Luego podemos continuar por la calle de la Orden de Calatrava y su magnífico arco de la Casa Sapera, igualmente imprescindibles, así como en la calle San Antonio, la Casa Turull, un tradicional palacete turolense. Una de las mejores vistas del Matarraña se divisan desde la Ermita de la Misericordia, hacia sus campos de olivos y almendros.

La siguiente parada de nuestro viaje medieval es Valderrobres, que también se merece un largo paseo cruzando el Puente de Piedra, dando entrada a su casco histórico. La torre puerta de San Roque fue la antigua entrada a la villa. Una pequeña figura del santo se alza en lo alto, evocándonos su condición de iniciado en saberes agnósticos mostrándonos su rodilla derecha. Detener el motor de la última generación de la trail de Suzuki y atravesar este arco es un verdadero salto atrás en el tiempo, rodeados de los edificios imponentes y majestuosos de la Plaza Mayor. Pararnos a tomar algo en algunos de los bares, mientras se contemplan algunas fachadas, como el de la casa consistorial, palacete de estilo renacentista aragonés con lonja, y relajarnos en su armonía, o ascender hasta el Castillo y la Iglesia nos parecerá seguro la mejor forma de retomar fuerzas y emprender de nuevo el viaje. A 7 km. por la A 231, paramos ahora en Beceite, donde podremos admirar nuevosportales que antiguamente fueron el único acceso a la población: el de Villanueva, de Coll, San Roque, San Gregorio y el de la calle Llana. Beceite tiene la curiosidad de haber sido un importante productor de papel, elaborado en sus molinos de agua en el siglo XVII, de los que queda aún uno en pie, transformado en galería de arte. Otra opción es visitar el bellísimo conjunto histórico artístico de La Fresneda, con monumentos tanto civiles –La Casa de la Encomienda, el castillo musulmán– o religiosos –El Convent y la Capilla del Pilar–. Una de sus antiguas iglesias se ha rehabilitado como hotel, El Convent 1613, siendo este antecedente una de las mejores recomendaciones para parar y descansar –o bien seguir escudriñando enigmas en su interior– en este alojamiento perteneciente al club de hoteles con encanto de Ruralka.

Siguiendo en dirección suroeste hacia Morella por la A 1414 atravesaremosFuentespalda. Podemos visitar este otro pueblo de origen medieval, su vieja cárcel, o ver sus estelas del cementerio y detener por hoy nuestro viaje en moto y consultar la etapa para el día siguiente en el hotel Mas de la Serra en Fuentespalda, del club de hoteles con encanto de Ruralka. Una preciosa masía clásica turolense, que fue antigua torre medieval, con toques ingleses por el origen de sus anfitriones, y completamente rodeada de pino, almendros y matas de menta y romero. A 12 kilómetros de aquí, en Monroyo, podemos optar también por el hotel Consolación, con su apuesta ecléctica de su conjunto del Siglo XVI con la vanguardia de sus habitaciones en forma de cubo. Instalados en el hotel, podemos perdernos a pie por Monroyo e imaginar su esplendoroso pasado a juzgar por sus enormes construcciones, como el Portal de Santo Domingo, casas palaciegas y los conjuntos monumentales de la calle del Mesón y la calle Llana. En el ayuntamiento puede verse la antigua –y minúscula– mazmorra.

Encontrándonos ya en plena falda del Maestrazgo nos disponemos ahora a rebasar algunos pequeños puertos, como el de Torre Miró, siguiendo en dirección sur ya atisbamos en el horizonte la vega del río Bergantes. Llegamos a Morella, una de las poblaciones que mejor ha preservado su carácter histórico-monumental. Sus grandiosas murallas ponen al resguardo viejas callejuelas medievales. De nuevo nuestra Suzuki V Strom 1.000 ha de esperarnos extramuros, como antiguamente se aparcaba el caballo, para disfrutar uno mismo del ambiente, comprar algunas chacinas, quesos o degustar el tradicional jamón de Teruel, además de visitar la iglesia de Santa María, el monasterio de San Francisco, o su acueducto gótico. Si disponemos de tiempo, podemos seguir viajando hacia el sur por la CV 14, acompañar el cauce del río y sumar poblaciones medievales tan sugerentes como Cantavieja, asomada prácticamente a un precipicio y con una espectacular plaza porticada, o Mirambel con una fehaciente evocación la época oscurantista –y también a las decimonónicas Guerras Carlistas– que cobija su recinto amurallado. Nunca un viaje así en nuestra Suzuki V Strom 1.000 nos transportará a un pasado tan lejano, en un entorno único hacia este mundo misterioso de la Edad Media.

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