La nueva ruta de dos días con V-Strom nos lleva a una de las provincias más desconocidas de España pero a su vez una de las más frecuentadas por los motoristas por la confluencia de las muchas rutas que van hacia ella. Cuenca por su enclave céntrico de la península a dos horas de viaje es un perfecto destino para divertirnos con la moto. Bañada por dos ríos, el Júcar y su afluente el Huécar, por cuya ribera penden sus mundialmente famosas casas colgadas. ¡Vamos a conocerlas!
Primer día
Nuestro alojamiento en Belmonte se situa en un palacio del s XIX el Palacio del Infante Don Juan Manuel del club calidad hotelera Ruralka, dormiremos como reyes en unas amplias habitaciones decoradas con mimo y al despertar degustaremos de un rico desyuno casero sin prisas. Después de este maravilloso momento, nos pondremos en marcha.
Sin duda uno de los tramos mas largos y bellos por carretera que pueden recorrerse en moto es precisamente la transversal de la sierra, que empezando en la misma capital nos lleva hacia el norte por la N 320-CM 210 hasta Priego.
Este primer día de viaje se caracteriza por decenas de kilómetros de perfecto asfalto, una buena dosis de curvas de todo tipo y radio, magníficos paisajes, escaso tráfico y apenas peligrosos cruces o travesías. La carretera N-420 va tomando altura y por tanto empalmando curvas manteniéndonos pegados a un asfalto perfecto, dejaremos atrás Cuenca e iremos hacia la el parque de la Ciudad Encantada por la CM-2104 .
La Ciudad Encantada de Cuenca está declarado como Parque Natural desde hace casi un siglo, y nos ofrece el atractivo de sus formaciones kársticas con orígenes hace millones de años. Tras la obligada parada a La Ciudad Encantada, seguimos ascendiendo por el cauce del Júcar, que a su paso por Uña y el embalse de La Toba por la CU-914, nos guía hasta centro de la serranía hasta Tragacete, por el que merece la pena callejear sirviéndonos de nuestras propias piernas.
En esta primera jornada de viaje hemos visto brotar ríos, rocas transformadas, artesanía tradicional y naturaleza en estado puro, concentrados en un puñado de kilómetros. Hora pues de descansar.
Segundo día
Antes de iniciar nuestro segundo día de excursión hemos de prever llevar el depósito de la V-Strom bien lleno. Yendo hacia Cuenca capital por la CM-2105, ponemos rumbo sureste hacia los limítrofes con Valencia. Cogiendo la N-420 llegamos a Carboneras de Guadazaón, en pleno parque natural de Hoces del Cabriel. La orografía del territorio que atraviesa los parajes del río Cabriel desde su nacimiento hasta Cofrentes, son espectaculares, destacando el enclave rocoso de las propias Hoces del Cabriel. El sinuoso curso del río es el eje de una amplísima área muy poco transformada y excepcionalmente conservada, una de las mejores reservas fluviales de fauna con poblaciones de nutria de río, cangrejo autóctono y de aves protegidas como el águila real o el búho real.
Pararemos a comer y degustar uno de los productos más típicos manchegos, las ricas migas, morteruelo o ajoarriero ¡delicioso!
De vuelta a la carretera, hasta el final de nuestro viaje nos espera una buena ensalada de curvas. En la ribera de los Ojos del Moya, Mira es una población que vive del campo, rodeado de viñedos, almendros, frutales, olivos y huertas regadas ahora por el río Mira. Sus dos cooperativas producen un excelente aceite de oliva. Remontando el curso del Aigarra, Moya nos abre las puertas a otra zona singular, el Rincón de Ademuz, una insólita “isla de tierra” entre Aragón y Castilla que así la describían sus moradores: Tierra entre tres reinos. Una amalgama de costumbres, naturaleza, tradiciones e historia en donde sus habitantes prefirieron buscar los valles y tierras fértiles para asentarse y defenderlo como punto estratégico fronterizo.
En Los Huertos de Moya encontramos un hotel seleccionado por el club de calidad de Ruralka: Tierras de Moya. Y es que en Moya, su riqueza arqueológica de la época de su marquesado de los Cabrera es comparable a la de Alarcón, Medinaceli, Pedraza o Sagunto. Prueba de ello es, su doble muralla, sus siete puertas, su Castillo con la Torre del Homenaje que alberga sus siete iglesias, una de ellas todavía en pie y conservando el culto. El Hotel está situado junto a él, con todo tipo de comodidades, Spa y restaurante. Si nos quedamos ya a dormir, vamos a disfrutar de un chapuzón en su piscina ahora que es verano y ya puestos tenemos su restaurante, abierto al público, donde se elabora como solamente ellos saben una exquisita gastronomía manchega. Más motivos para sucumbir a sus encantos.
¡Volveremos seguro por tierras manchegas con la V-Strom!
Deja tu comentario