El pasado sábado vivimos una jornada que quedará grabada en la memoria de todos los que formamos parte del club V-Strom on Road. Una ruta guiada por nuestro road leader Teo Romera @MrHicks46, que nos llevó por algunos de los paisajes más impresionantes del norte peninsular: el Valle del Asón, los Valles Pasiegos y una sucesión de puertos míticos que parecen dibujados para la moto.

La jornada arrancó en el hotel Ruralka El Jardín de las Magnolias, donde amanecimos con un desayuno potente y las primeras charlas entre compañeros. Risas, saludos y muchas ganas de ruta.

La primera parada fue muy cerca: el mirador del Gándara, un balcón natural desde el que se divisa el nacimiento del río homónimo, afluente del Asón. Aunque el cielo estaba cubierto, la temperatura era ideal: fresco sin ser frío, y ni rastro de lluvia. Un día perfecto para montar en moto.

Desde allí nos adentramos por el Collado del Asón, descendiendo hacia el valle para admirar el salto de agua en su nacimiento. Pese a no llevar demasiada agua (cosas de junio), la cascada seguía siendo un espectáculo. A partir de ahí, comenzamos a serpentear por carreteras deliciosas, pequeñas joyas de asfalto entre montañas, siguiendo el curso del río y atravesando pueblos encantadores como Riba o Matienzo.

Fuimos ganando altura por puertos como el de la Cruz Usaño o la Fuente de las Varas, desde donde pudimos asomarnos al mar Cantábrico. La primera parada para repostar energías fue en Entrambasaguas, en un colmado pintoresco que nos sirvió café y excusa para seguir conociéndonos.

Después vinieron tramos tan disfrutones como el Puerto de Alisas hasta Bustablado, y de allí hacia uno de los momentos más especiales del día: el Puerto de los Machucos. Allí, en lo alto de Cantabria, rodeados de vistas aéreas y omnidireccionales, hicimos nuestra foto de grupo junto al monumento a la vaca pasiega. Aunque había sido vandalizado —sin cuernos ni orejas—, el lugar conserva su magia y nos recordó cuántas vacas pasiegas nos habían acompañado visualmente durante el día.

Desde Machucos, el descenso hasta Vega de Pas fue pura poesía. Pasamos por San Roque de Riomiera, el Alto del Caracol y el Puerto de la Braguía, en un tramo sencillamente arrebatador.

En Vega de Pas hicimos parada para comer. Entre cocidos, risas y sobremesa, el grupo fue cerrando lazos. Después, inevitablemente, nos hicimos con unos buenos sobaos pasiegos artesanales para llevar a casa: bomba de mantequilla, pero imposibles de resistir.

La tarde nos tenía reservados dos puertos espectaculares: Las Estacas de Trueba y La Sía. El primero, ya adentrándonos brevemente en Burgos, fue como rodar por los fiordos noruegos: praderas verdes, montañas imponentes y saltos de agua. Paramos un buen rato a explorar la cascada Guarguero, un rincón mágico a pie de carretera que regaló muchas fotos y momentos de conexión con el entorno.

Volvimos al hotel atravesando el Puerto de la Sía, con el grupo aún con energía y muchas sonrisas. Y entonces llegó otra sorpresa: Raquel, la dueña del hotel, nos invitó a conocer sus caballos, que forman parte de retiros de acompañamiento emocional. Pasear entre ellos, acariciarlos y compartir ese momento fue un broche místico y especial al día.

El cierre fue en la terraza del hotel, con cervezas, buena conversación y esa sensación cálida de pertenecer a una comunidad que va más allá de la moto.

Al día siguiente, durante el desayuno, nos fuimos despidiendo poco a poco, cada uno rumbo a casa, pero todos con la misma idea en la cabeza: que este club, esta ruta y esta gente… merecen repetir.

Gracias a todos los que vinisteis, por el compañerismo, las risas y el espíritu V-Strom On Road. ¡Nos vemos en la próxima!

Teo Romera