¡Disfrutamos de la provincia de Teruel!

¡Mira cómo nos lo pasamos!

¡Gran día con vstromers!

Nuestra última ruta por la Sierra de Albarracín y Teruel con el equipo de Vstrom On Road y los motoviajeros ha sido una aventura inolvidable, guiados por el gran Teo Romera, alias MrHicks46. Un viaje que nos llevó por paisajes espectaculares, pueblos con encanto y rincones llenos de historia, siempre con nuestras V-Strom como compañeras inseparables.

Comenzamos nuestra travesía desde el hotel base de la ruta el Hotel Ruralka Cienbalcones, en Daroca, un auténtico refugio para motoviajeros, donde disfrutamos de una merecida pausa antes de continuar nuestro recorrido. El encanto de este lugar, con sus callejuelas empedradas y el cálido recibimiento, nos hizo sentir como en casa, un hotel base perfecto para explorar la provincia.

Comenzamos la ruta por la impresionante Laguna de Gallocanta, un paraje natural que nos dejó sin palabras con su inmensidad y la gran variedad de aves protegidas que habitan en sus aguas. Hicimos una parada para contemplar la belleza de este ecosistema y disfrutar del vuelo de las grullas y otras aves migratorias que convierten este lugar en un verdadero paraíso ornitológico.

Retomamos la ruta rumbo a la Sabina Milenaria de Blancas, un majestuoso árbol que lleva más de mil años siendo testigo de la historia. Sus imponentes ramas nos recordaron la grandeza y longevidad de la naturaleza, una pausa que nos conectó con el entorno y nos hizo sentir la esencia de esta tierra.

Continuamos nuestro viaje por los pintorescos pueblitos de Peracense, con su imponente castillo de color rojizo que emerge de la roca, y por Pozondón y Orihuela del Tremedal, lugares que parecen sacados de un cuento medieval. Cada rincón de estos pueblos esconde historias y leyendas que nos transportan a épocas pasadas.

La ruta nos llevó por los bosques de pinos y el terreno agreste y recóndito de los Montes Universales. Las curvas de la carretera nos permitieron disfrutar de paisajes espectaculares a altitudes de entre 1500 y 2000 metros, donde la sensación de libertad fue indescriptible.

Finalmente, llegamos al nacimiento del río Tajo, donde contemplamos cómo el agua brota con fuerza desde las entrañas de la tierra, marcando el comienzo de uno de los ríos más importantes de la península.

Nuestra última parada fue Albarracín, uno de los pueblos más bonitos de España. Sus calles empedradas, sus casas rojizas y sus murallas que parecen colgar del acantilado nos dejaron sin aliento. Caminamos por sus estrechas callejuelas, disfrutando del encanto de cada rincón, antes de regresar con una sonrisa y el corazón lleno de recuerdos.

Una ruta que quedará grabada en la memoria de todos los que la vivimos y que, sin duda, nos recordó la magia de descubrir el mundo sobre dos ruedas. ¡Hasta la próxima aventura, motoviajeros!