Alicante nos lleva a imaginar sin lugar a dudas un paisaje de plácidas playas bañadas por el azul Mediterráneo. De innegable turismo de sol y playa, que desde los años 60 propician que el turismo sea su potencial económico.

Viajando a Alicante sería imperdonable no bañarse en el mar, pero por esta vez pondremos rumbo en la V-Strom hacia las montañas del interior de la comarca conocida como Marina Baixa.

A tan sólo 30 kilómetros de una gran ciudad “turística” de Benidorm, encontramos el Valle de Guadalest, una comarca de pequeños pueblos rodeados de almendros y cumbres coronadas por ruinas de castillos árabes, bosques, macizos montañosos, cascadas… Un paraíso a la vuelta del romper de las olas, pero oculto a los ojos de la mayoría de los viajeros. Nuestra ruta por el interior de Alicante se puede completar con la visita al pico de Aitana, el techo de la zona con sus 1.557 metros de altura y coronado con las instalaciones militares del EVA 5 (Escuadrón de Vigilancia Aérea).

Salimos de Benidorm rumbo a la CV 755 en dirección a Callosa de Ensarriá, y ya empezaremos a comprender la gran afición alicantina por el motociclismo, batiéndonos entre curvas de radio grande y pequeño y una breve ascensión hasta Guadalest. Este pequeño pueblo de casas arracimadas en la montaña mantiene un ambiente típico, aunque también es cierto que recibe su buena dosis de turismo internacional. Nuestra ruta continúa por la CV 70 dirección a Alcoy, con 37 kilómetros aún por delante de carretera de montaña y laderas pobladas de frutales. El tramo entre Guadalest y Benassau nos guarda buenas sensaciones “moteras”, algo más recto al inicio pero seguido de tres monumentales “paellas” consecutivas que pondrán a prueba nuestro buen nivel de pilotaje.

En Benassau tenemos dos opciones, seguir extrayendo caballos de la moto en un nuevo puerto de montaña como Tudons –donde está la desviación a una pequeña carretera hacia el pico de Aitana–, o planificando un poco de “turismo urbano” visitando Alcoy. Ahora tomando la nacional 340, en dirección a Cocentaina, nos desviamos en Benimarfull para iniciar un tramo de 40 km. hasta llegar a Pego con su escenario ciertamente bucólico: huertos de naranjos, limoneros y bosques se alternan antes de comenzar la subida al Coll de Rates, nada más pasar Parcent, donde disfrutar de una magnífica panorámica del Mediterráneo.

De vuelta a Callosa tenemos un nuevo tramo entra barrancos, bosques de pino, roquedales y paisaje bastante abrupto. Como opción, desde el puerto sale un corto camino de tierra que nos lleva a un restaurante rural, con una más que apetecible terraza sobre el río Gorgos. El descenso es el clásico de carretera de alta montaña, jalonada con grandes bloques al borde de la vía. La carretera nos regala un bonito mirador sobre el pueblo, que cruzaremos por segunda vez en dirección opuesta a la ida, con rumbo a Altea. Son 11 kilómetros directos hacia la costa, que continuaremos hacia Calpe para perder la vista en el horizonte, adentrándonos en el cabo del Peñón de Ifach.

Terminamos la ruta en muy cerquita de la ribera del rio Gorgos, donde se encuentra el hotel rural Castell de la Solana, en Alcalalí, del club de hoteles con encanto de Ruralka. Su enclave es perfecto para quienes quieren apartarse del bullicio, y alojarse en la montaña sin apartarase del todo –sólo un poco– del mar. El Castell de la Solana se sitúa entre las vegas de los ríos Sella, Guadalest, Gorgos y Girona. Esto le da valor a su entrono natural sin prescindir del placer de las olas, aportando un plus de la tranquilidad de su porche, bajo su parra o su algarrobo, o su biblioteca o restaurante. Para terminar con broche de oro esta ruta, degustaremos el plato gastronómico estrella de la casa, una deliciosa paella valenciana.

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