Saja y Nansa, los ríos que nos llevan

Tú que ya amontonas unas cuantas experiencias ruteras con tu Suzuki, sabes apreciar ciertas carreteras que, por alguna razón esconden ese aliciente inexplicable. Ciertos trazados con los que te quedas prendado en tu “rutómetro imaginario” o en el marca páginas de tus mapas como una “delicatesen”, como algo exquisito que llevarnos al cuerpo. Nos pasa después de esa paz dulce con que nos reconforta la llanura cerealista de tierra de campos. Nos “venimos arriba” llegados a un pavimento enmarañado, entrando en Cantabria por Aguilar de Campoo después de enfilar el manillar de nuestra V-Strom hacia las cuencas de los ríos Saja y Nansa.

El primero nace en la Sierra del Cordel y, tras recorrer dos kilómetros, desemboca en el estuario de San Martín de la Arena entre los municipios de Suances y Miengo. El Nansa nace en la Sierra de Peña Labra y discurre más hacia el oeste por el valle que le da nombre hasta el precioso estuario de la Ría de Tina Menor, formando parte del Camino Lebaniego. Ambos ríos serán el hilo conductor de un viaje en el que te aseguramos que vas a disfrutar especialmente con tu Suzuki pero antes de dar cuenta de su caudal nos detenemos en Bárcena Mayor, una auténtica joya arquitectónica por lo bien conservada que está tras el paso de los siglos. La aldea, conjunto histórico-artístico, nos invita a aparcar la Suzuki V-Strom en su parking disuasorio y recorrerla a pie. Descubriremos un potente conjunto de recias casonas cántabras de mampostería y su interior en madera oscura, con sus arcos de sillar y amplias galerías porticadas, encaradas siempre hacia el sur para aprovechar hasta el último rayo de sol, con dos calles principales salpicadas de plazuelas, fuentes y lavaderos. La iglesia, con la advocación a Santa María, es del siglo XVII y tiene un interesante retablo barroco del siglo XVIII.

Nuestro siguiente destino es Los Tojos, uno de esos lugares donde es más que recomendable hacer parada y fonda y degustar un buen cocido montañés, viandas de la caza mayor o de los peces de sus ríos. Por aquí pasaba el camino tradicional desde el Cantábrico hacia Reinosa y Castilla, que seguía el trazado del Saja siendo uno de los más ilustres viajeros de esta vía el emperador Carlos I a su vuelta desde Flandes. Por la CA 280 accedemos ahora a la población de Valle de Cabuérniga donde seguir estudiando la arquitectura popular, como la de la fachada blasonada de la casona de Augusto González Linares, conocido geólogo y zoólogo de la villa.

Recorremos el curso del Saja aguas abajo con nuestra V-Strom y vemos como a la altura de Selores el río nos advierte que vamos dirigiéndonos al otro valle, al del Nansa, desde la CA 280 a su cruce con la CA 182 más serpenteante si cabe hasta la población de Carmona. De nuevo sobre sus calles onduladas y sus típicas casas de piedra y madera, esta vez vamos a observar edificios barrocos como la iglesia de San Roque o el Palacio de los Mier y su característico bloque de tres arcos de medio punto decorado con los escudos nobiliarios de la familia, el collado de la ermita y el mirador de la Asomada del Ribero.

Dejando atrás el poblado, en la bifurcación de Puentenansa vamos a seguir el curso del Nansa por la carretera CA 281, que discurre completamente pegada al río para hacernos disfrutar a los mandos de nuestra Suzuki de un rosario de pueblitos típicos que atesoran desde el origen de los tiempos humildad y señorío a la par en sus huertos, establos y casas blasonadas. Tudanca fue morada del escritor José María de Cossío cuando se reunía aquí con Unamuno, Giner de la Ríos, Gerardo Diego o Rafael Alberti en su actual casa museo, la Casona de Tudanca, que conserva aún una importante biblioteca. Si seguimos aguas arriba bordeando los márgenes del embalse de la Cohilla al manillar de nuestra V-Strom, justo en la linde entre Cantabria y Castilla y León, podemos cubrir un tramo largo de carretera de montaña ascendiendo hasta el puerto de Piedrasluengas. La variante merece y mucho la pena en cuanto atisbamos los confines de ambas comunidades, jalonados por los picos próximos de Peña Labra, Cuchillón y Pico Tres Mares.

Nuestra ruta Suzuki V-Strom puenteando los ríos Saja y Nansa ha de incluir una visita a la cueva de El Soplao. La cavidad se localiza en la Sierra de Arnero, entre los municipios de Herrerías, Valdáliga y Rionansa. Fue descubierta a principios del siglo pasado, y está considerada una de las maravillas geológicas en todo el mundo. Hemos de cambiar la Suzuki en el área de recepción de visitantes por una recreación de tren minero, que nos adentra hasta la plataforma de un recorrido a pie por diversas salas como La Gorda, Los Fantasmas, Lacuerre o Centinelas de 2,5 kilómetros de recorrido. Os aseguramos que esta cueva nos dejará un recuerdo imborrable.

Ya de vuelta podemos prolongar nuestra ruta V-Strom en paralelo al curso del río Lamasón, un afluente del Nansa en su ensanche formando el embalse de Palombera. Buscamos en nuestro rutómetro la aldea de Sobrelapeña, adentrándonos en las gargantas de Lamasón, siendo una de las carreteras más desconocidas de la comarca. Aquí acaba este desfiladero en donde podemos disfrutar con nuestra V-Strom de increíbles vistas desde su mirador y desde donde acceder al collado de la Hoz donde se bifurcan las aguas entre el Nansa y el Deva.

Siguiendo el curso del Nansa aguas abajo, el Puente del Arrudo cruza a la otra margen del río para llegar a antigua ferrería y el molino que impulsaba esta instalación, recordándonos como eran estos ingenios hidráulicos de la segunda mitad del siglo XVIII. Ya cercanos al estuario del Nansa en su desembocadura al Cantábrico, podemos adentrarnos en su cuenca en Muñorrodero, dando un pequeño descanso a nuestra maxitrail inseparable, recorriendo a pie su senda fluvial que aprovecha sendas tradicionales transitadas por pescadores.