Una de las rutas imprescindibles en el país vecino
Os proponemos descubrir con vuestra V-Strom una zona de gran belleza natural debido a la presencia de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Tajo Internacional. Este lugar se encuentra entre España y Portugal, por lo que podemos disfrutar de ella conociendo sus pueblos a ambos lados de la frontera. Es, sin duda, un gran destino para el mototurismo, ya que permitirá a los viajeros descubrir las riquezas de ambos países hermanos alejados de ciudades con grandes aglomeraciones, buscando la soledad de la carretera y el contacto con la naturaleza. ¡Así nos gusta disfrutar a nosotros del viaje!
El Parque Internacional Tajo se extiende a lo largo de 14 municipios de Cáceres y 12 de Portugal. En este caso vamos a conocer algunos de los pueblos con encanto de la parte portuguesa, ¡arrancamos!
Nuestro comienzo no puede ser mejor, nos encontramos en Finca el Cortiñal, en Valencia de Alcantara, en la frontera con Portugal, ubicación perfecta para iniciar la ruta hacia el país vecino. En este maravilloso hotel con encanto cacereño recomendado por Ruralka encontraremos la paz que tanto necesitamos entre sus verdes prados y el ocre de su caserío simulando la Toscana italiana. Su porche, su spa, hamman o piscina de chorros son la excusa perfecta para buscar un hueco y relajarnos antes de nuestra partida en sus instalaciones.
Salimos por la N-359 y la primera parada será Marvão. Estamos en Alentejo a los pies de la Sierra Sao Mamede. El encanto de sus callejuelas, su antigua muralla y su castillo en lo alto de la colina hacen de él uno de los pueblos más bonitos de Portugal.
Seguimos la ruta por la N-18 y disfrutamos de un tramo de buenas curvas con nuestra fiel compañera la Suzuki V-Strom hasta llegar a Castelo Branco.
Una gran ciudad en la que pararemos a degustar las delicias gastronómicas de la zona. No sin antes conocer algunos de sus lugares de interés más destacados como es el Jardim do Paço Episcopal, un jardín aledaño al palacio episcopal, que es un laberinto de setos creado en el siglo XVIII repleto de esculturas de reyes con numerosas fuentes y estanques.
De su gastronomía destacan productos de calidad como el cabrito, las perdices, embutidos y el queso tradicional de Castelo Branco, con denominación de origen protegida. Para bajar la comida recomendamos dar un paseo por sus calles típicas portuguesas hasta ver las ruinas de su castillo.
Reiniciamos la ruta por la tarde y llegamos a Idanha-a-Nova o Idanha-a-Velha arrebatadora y con mucha historia que conocer. Se trata de un pueblo perdido al que se accede por una estrecha carrera entre caminos con muy pocos habitantes. Con construcciones romanas y visigodas se puede apreciar la importancia del pueblo en épocas pasadas. Destacamos la catedral antigua de Idanha-a-Velha, construida en el siglo VI por los visigodos; después reconvertida en mezquita y vuelta a ser una iglesia por los templarios; la capilla de San Sebastián, la torre del castillo o la iglesia de la Misericordia.
Antes de llegar al final de la ruta y acercarnos más a España pasaremos por Monsanto, un imprescindible para cualquiera que visite esta zona de Portugal. Ubicado en lo alto de un monte resulta fascinante ver la cantidad de bolas grandes de granito. Romanos, templarios y musulmanes pasaron por este pueblo tan especial portugués.
Por fin, llegamos a nuestro destino, el Hotel Fonte Santa, en Monfortinho. Ubicado en plena zona «Raiana», justo en la ladera de la sierra de Penha Garcia. Aquí podremos recordar los mejores momentos de la ruta por la Reserva del Tajo Internacional mientras contemplamos un paisaje natural de una belleza excepcional y una gran ventaja que encontramos es que todas las habitaciones cuentan con una magnífica vista sobre el precioso paisaje conocido como la «Raia Perdida». El silencio hará lo demás.
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