Este 2025 ha sido un año para disfrutar sobre dos ruedas, donde cada ruta se convirtió en una aventura y cada kilómetro en un recuerdo que llevaremos siempre con nosotros. La V‑Strom nos ha llevado a lugares increíbles, y sobre todo, nos ha unido con vstromers que comparten la misma pasión: sentir la carretera, descubrir paisajes y disfrutar de la vida en movimiento como a nosotros nos gusta.
El año comenzó en Las Hurdes, Batuecas y Peña de Francia, un rincón donde la naturaleza parece detener el tiempo. Entre valles verdes, ríos serpenteantes y pueblos llenos de historia, cada curva nos conectaba con la esencia de la montaña. La subida a Peña de Francia al atardecer fue un momento mágico: la luz dorada sobre las cumbres, el aire puro y la sensación de libertad absoluta nos recordaron por qué amamos estas aventuras.

La siguiente parada nos llevó a La Mancha, Toledo y Cuenca fueron las protagonistas. Tierras castillos, de molinos, llanuras infinitas y pueblos con historia. Aquí los kilómetros se saborean de otra manera: abiertos, tranquilos, perfectos para contemplar el paisaje y sentir la libertad que solo la moto puede ofrecer. Cada molino, cada pueblo, cada tramo solitario nos recordó que viajar es también mirar y sentir, no solo acelerar.

El verano nos esperaba en el corazón verde de Cantabria, con sus valles infinitos y carreteras que parecen dibujadas para la moto. Desde el Mirador del Gándara hasta el desafiante Puerto de los Machucos, cada tramo nos regalaba panorámicas que cortan la respiración. Y en Vega de Pas, entre risas y sobaos pasiegos, comprendimos que la ruta también se disfruta con el corazón y con el estómago.

El otoño nos llevó a Segovia y Soria, recorriendo viñedos, cañones y pueblos medievales en la ruta Entre viñas y cañones. Desde el embalse de Linares del Arroyo hasta Tiermes, pasando por Atienza, Gormaz y Calatañazor, cada tramo nos recordó que la belleza está en los detalles: en las curvas, en la historia, en las vistas y en la compañía de quienes nos acompañan.

La última ruta del año nos sorprendió en la Sierra de Espuña, Murcia, con la ruta Secret Ride Murcia. Entre pinos, miradores y curvas excitantes, llegamos a Bullas para disfrutar de su gastronomía local. Fueron 176 km de paisajes espectaculares, risas compartidas y la sensación de que cada kilómetro se convertía en memoria imborrable.

Mirando atrás, 2025 ha sido mucho más que un año de kilómetros: ha sido amistad, descubrimiento, aventura y emoción pura. Cada ruta, cada curva y cada atardecer compartido nos ha dejado recuerdos que llevaremos siempre con nosotros.
Gracias a todos los que hicieron posible estas aventuras: quienes nos acompañaron, quienes trazaron las rutas y quienes compartieron risas, fotos y momentos únicos. Que 2026 nos traiga nuevas carreteras, nuevos horizontes y más emociones sobre dos ruedas.
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