Costa Brava, sabor Mediterráneo a lomos de la V-Strom
Si tenemos la suerte de conocer algún motero “de pura cepa” nacido en la Costa Brava, te dirá que su excursión favorita irá desde Tossa a Sant Feliu de Guixols. 23 kilómetros que bordean al mar, repletos de incontables curvas que convierten para los más osados esta carretera en su particular MotoGP. Pero en este tramo, conocido entre los moteros como “el año” por sus 365 curvas, hay momentos para dar tregua a la adrenalina e inspirarnos con sus vistas hacia el mar Mediterráneo. Algo parecido debieron sentir pensadores, poetas como Lorca, músicos como Serrat y pintores como el genial Dalí, que hicieron de Cadaqués cuna de intelectuales. La Costa Brava –y en general toda Cataluña– es también muy aficionada al motor. Algunos tramos de la ruta siguen siendo consideradas pistas de carreras ¡La emoción de viajar en moto por Girona está asegurada y más si cabe si nuestra compañera es la Suzuki V-Strom!
Girona es cuna del Románico, con más de 2.000 muestras arquitectónicas, entre las que destaca el conjunto histórico de Pals que da nombre a su playa, y con poblaciones cercanas como Peratallada, Begur, Palafrugell y tantas bellísimas poblaciones arracimadas entorno al rio Ter.
La ruta con nuestra Suzuki V-Strom comienza en el Hotel del Teatre del club de calidad Ruralka. Situado en Regencós es una casa típica de la zona del S. XVIII que imita el estilo de las granjas antiguas típicas de la región y donde podemos encontrar un descanso placentero que nos llenará de energía como punto de partida de esta ruta en moto por la Costa Brava.
Comenzamos la ruta en dirección a Pals. Allí ya podemos empezar a disfrutar de la belleza de calles y edificios, empezando por la iglesia de Sant Pere, el conjunto histórico del Pedró (merecedor de premios de Bellas Artes), o el castillo medieval, la plaza mayor –con un espectacular arco gótico de salida del recinto de murallas– y la casa museo de Pruna. Visitaremos Torroella de Montgrí, y L´Estartit para tener las mejores vistas a las islas Medas, L´Escala (el golfo contiguo) y en especial las ruinas de Empúries. Siguiendo rumbo norte hacia estos pueblos, ya no tendremos una ruta pegada a la costa porque se abre paso la llanura del Parque Natural de Aiguanolls de L´Empordá. Una magnífica muestra de humedal costero mediterráneo de aguadulce, carrizales y dunas, donde anidan en invierno infinidad de aves.
Famosa por sus anchoas, L’Escala es uno de los pueblos pescadores más importantes de Cataluña. La tradición, la tramontana y la gastronomía son sus características principales. Dando un pequeño paseo desde el pueblo, un sitio curioso para contemplar el mar es la torre de Montgó, un fuerte defensivo de los ataques de los piratas, construida en el puntal por orden del rey Felipe I de Aragón en 1598. Otro lugar curioso es su inmaculado cementerio marino y sus esculturas del cuento de El Principito de Antoine de Sant-Exupéry. Junto a L’Escala, está Empúries, yacimientos de los primeros pobladores griegos en la Península Ibérica de los que todavía se conserva su antiguo muelle. Desde L’Escala sale un paseo peatonal que va hasta Sant Martí d’Empúries, un pueblo encantador. Antes de llegar a los célebres vestigios griegos, que aun conservan su viejo muelle marinero, Castelló d´Empúries nos sorprende por sus kilómetros de canales navegables, que nos recuerdan una Venecia contemporánea y sus casas con acceso con coche o barca.
Roses es el enclave más poblado del Cabo de Creus, una extensión encaramada al mar donde pocas veces encontraremos tanta concentración de atractivos. Iremos al otro lado del cabo, y elegiremos entre Port de la Selva –un pintoresco pueblo marinero– y la ascensión al monasterio de Sant Pere de Rodes, perteneciente al Románico, con excelentes vistas panorámicas a El Port de la Selva –un pequeño núcleo de pescadores que data del siglo XVII, especialmente fotogénico por el encalado de sus casas–, el Port de Llançà y la costa Vermeille lindando con Francia. Aquí podemos parar a degustar las delicias gastronómicas de la zona. Desde el primer pueblo, nos acercaremos a La Vall de Santa Creu, un pequeño pueblo ampurdanés enclavado en la falda de la montaña, la Selva del Mar.
Nuestro recorrido por el Cabo de Creus termina en Cadaqués, que por su especial aislamiento por su estrecho golfo, convirtió este pueblo en un remanso de paz para artistas como Federico García Lorca, Eugenio D´Ors, Pablo Picasso, Rafael Durancamps o Joan Miró. Fue residencia de verano de la familia de Salvador Dalí, y aquí haremos visita obligada a la Casa Museo del pintor surrealista, en la cala de Portlligat. Basada en modestas barracas de pesca adquiridas por el pintor y su mujer, Gala, dispone de un entramado laberíntico con el universo del genial pintor: su taller, la biblioteca, sus habitaciones, la zona del jardín y la piscina. Para completar nuestra visita cultural, a dos kilómetros tenemos el Castillo de Púbol, donde Dalí pasó sus últimos días de vida, y fue además residencia habitual de su mujer Gala. Si por el contrario pensamos en batir algún récord, podremos presumir de encontrarnos en el punto más oriental de la península llegando al faro del Cabo de Creus, a 3,5 km de Portlligat, cuya construcción data desde hace siglo y medio.
El broche de oro de nuestro viaje lo ponemos en el interior de Girona, cerca de Figueras, encontramos el Hotel Can Clotas, en Cistella. Esta masía de payés del S. XIV nos acoge para alojarnos en sus estancias con verdadero encanto donde podemos disfrutar de los pequeños placeres de la vida y recordar los mejores momentos de la ruta en moto.
Su ubicación en Alt Empordà, nos regala paisajes de gran belleza natural que podremos contemplar nada más levantarnos con las 60 hectáreas de esta naturaleza dentro de la finca. Ya después de un merecido descanso, el desayuno junto a la ventana nos espera para saborear sus productos variadísimos y caseros. ¡Placeres de la vida!
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