Tierra de conquistas
En el pasado, antiguos caballeros templarios, encomendados a proteger los santos lugares, se apoderaron de las tierras del Matarraña bajo el mandato del gran Maestre, que dio origen a una sierra a caballo entre tres comunidades. Este es un viaje al cerrado mundo medieval y su oscurantismo que podemos recorrer con nuestro moderno corcel motorizado, tratando de resolver tantos enigmas encerrados tras sus gruesos muros de piedra. Podemos ir desvelando pistas parando de pueblo en pueblo y así descubrir el respeto existente en los restos del pasado medieval.
Nos ponemos en marcha con la Suzuki V-Strom para recorrer parte del Matarraña y el Maestrazgo.
Primer día
Partimos de Alcañiz, dominado por la altanería de su castillo, hoy convertido en Parador Nacional. Siguiendo 35 km por la nacional 211 en dirección a Castellón, llegamos a nuestra primera parada, Calaceite, la capital cultural de la Comarca del Matarraña. Un paseo por sus calles nos excita la curiosidad por su pasado ocultado en sus murallas. Nos disponemos a franquearlas y deambular por la Calle Mayor, Plaza de España o la calle Maella admirando sus nobles edificios de sillería y balcones de forja que se engalanan en tiempo de procesiones.
Continuando nuestro viaje por la carretera comarcal A 1413 llegamos a Cretas. El pueblo sigue el patrón del Matarraña de alzarse sobre una colina para dominar las crestas de Moles de Peña Galera y los Puertos de Beceite. Es momento de volver a aparcar nuestra moto y caminar por la plaza Mayor hacia la Iglesia de la Asunción, de estructura gótica con fachada plateresca. Luego podemos continuar por la calle de la Orden de Calatrava y su magnífico arco de la Casa Sapera, igualmente imprescindibles, así como en la calle San Antonio, la Casa Turull, un tradicional palacete turolense. A pocos metros la antigua almazara mantiene aún la antigua canalización de agua, siendo hoy día un magnífico obrador de pan y dulces típicos. Las vistas desde la Ermita de la Misericordia es una de las mejores de todo el viaje hacia sus lejanos campos de olivos y almendros.
La siguiente parada de nuestro viaje medieval es Valderrobres, que también se merece un largo paseo cruzando el Puente de Piedra, dando entrada a su casco histórico. La torre puerta de San Roque fue la antigua entrada a la villa. Atravesar este arco tan colosal es un verdadero salto atrás en el tiempo, rodeados de los edificios imponentes y majestuosos de la Plaza Mayor. Tomar algo en su mítica Posada de la Plaza, el inmueble más antiguo de Valderrobres donde sirven buena comida, mientras se contemplan algunas fachadas o ascender hasta el Castillo y la Iglesia, nos parecerá seguro la mejor forma de retomar fuerzas y volver a “ensillar” de nuevo la moto y partir de nuevo. Lugar perfecto para descansar en el hotel Lagaya Apartaments & spa.
A 7 km. por la A 231, paramos ahora en Beceite, donde podremos admirar nuevos portales que antiguamente fueron el único acceso a la población: el de Villanueva, de Coll, San Roque, San Gregorio y el de la calle Llana. Siguiendo en dirección suroeste hacia Morella por la A 1414, a 13 km, llegamos a Fuentespalda. Otra magnífica muestra medieval, donde podemos contemplar su vieja cárcel o sus estelas del cementerio. Otra opción es visitar el bellísimo conjunto histórico-artístico de La Fresneda, con monumentos tanto civiles– o religiosos –El Convent y la Capilla del Pilar–.
Segundo día
Situándonos en plena falda del Maestrazgo nos disponemos ahora a rebasar algunos pequeños puertos, como el de Torre Miró con el que disfrutaremos en grande con la V-Strom, siguiendo en dirección sur ya atisbamos en el horizonte la vega del río Bergantes. Tras 25 km. de sinuosa carretera N 232 llegamos a Morella, una de las poblaciones que mejor ha preservado su carácter histórico-monumental. Sus grandiosas murallas ponen al resguardo viejas callejuelas medievales.
De nuevo decimos a nuestra moto que nos aguarde extramuros, como antiguamente se hacía con el caballo, para disfrutar uno mismo del ambiente, comprar algunas chacinas, quesos o degustar el tradicional jamón de Teruel, además de visitar la iglesia de Santa María, el monasterio de San Francisco, o su acueducto gótico. Haciendo tiempo y paseando por Morella llegaremos a la hora de comer y podremos degustar las delicias típicas de Jamón, la cecina de toro, ollas, caldos, pucheros y estofados, así como platos a base de carne de caza, ternasco, ternera o productos porcinos son la base de la gastronomía de la zona.
Si disponemos de tiempo, podemos seguir viajando hacia el sur por la CV 14, acompañar el cauce del río y sumar poblaciones medievales tan sugerentes como Cantavieja, asomada prácticamente a un precipicio y con una espectacular plaza porticada, o Mirambel con una fehaciente evocación la época oscurantista –y también a las decimonónicas Guerras Carlistas– que encierran sus amurallas. Nunca un viaje así nos transportará a un pasado tan enigmático, en un entorno único sobre la misteriosa Edad Media.
Terminamos la ruta en el hotel Un sueño en la Baronía, en Corbalán. El hotel de arquitectura tradicional de piedra y yeso de Albarracín del principios del siglo XX será nuestro refugio para descansar plácidamente, aquí no caben las prisas, los horarios o el ruido.
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