Sabíamos que La Rioja, en otoño, nos brindaría un recibimiento espectacular. Pero lo que nunca imaginamos es que La Ruta de los Tres Valles con V-Strom on Road se convertiría en una explosión de emociones. Los bosques vestidos con sus mejores galas, en un estallido cromático sin parangón; el agua cristalina de los ríos deslizándose bajo nuestro paso; y la nieve, que hizo acto de presencia en las cotas más altas, convirtieron nuestra ruta en una salida inolvidable.

Ruta de los Tres Valles

Pero empecemos por el principio. ¿Cómo no hablar de nuestro alojamiento? Teatrisso es un hotel recomendado por Ruralka que se ubica en Cuzcurrita de Río Tirón, un municipio riojano con mucha historia, que cuenta entre sus atractivos con la iglesia de San Miguel y el castillo de los Velasco.

Gestionado por Laura y Jose, este formidable espacio arquitectónico se ha transformado en una acogedora hospedería temática, cuyas estancias están dedicadas a las artes escénicas, en un guiño hacia el pasado reciente del inmueble. Nuestros anfitriones nos obsequiaron con una visita guiada que incluyó, cómo no, una cata de vinos en la bodega que alberga el hotel. Estamos en La Rioja Alta, paraíso para los amantes del enoturismo.

La Ruta de los Tres Valles penetra en el corazón de una región bendecida por la madre naturaleza: los ríos Najerilla, Iregua y Leza han modelado un paisaje que sorprende al motoviajero mientras recorre las carreteras que se adentran entre sierras y valles.

Iniciamos nuestro ruta en la N-232, pasando por Briones y rodeados por los viñedos que salpican todo el camino hasta Logroño, donde se encuentran algunas de las mejores bodegas de Europa.

Ponemos rumbo sur a través de la LR-250 efectuando la primera parada en el mirador del Cañón del Leza. Estamos en un área que es Reserva de la Biosfera de los Valles de los Ríos Leza, Jubera, Cidacos y Alhama. Pronto aparecen los primeros pueblos de los Cameros, con su inconfundible belleza pétrea rural. Tomamos revitalizante café al calor de la chimenea en Monterreal (San Román de los Cameros) y de nuevo salimos a rodar.

Viramos a la derecha para acometer el puerto de La Rasa. Las indicaciones de “Ruta Motera” en los paneles de señalización vertical no dejan lugar a dudas: nos encontramos en territorio motociclista. Los “vstromers” siguen rodando de manera homogénea; es un grupo fantástico. El día, incierto desde el amanecer, poco a poco se va cerrando entre nubes y claroscuros. Hasta que el termómetro se desploma rozando valores negativos y la nieve hace acto de presencia.

Coronamos sin titubeos e iniciamos el descenso rápidamente, no hay que confiarse. Proseguimos hacia tierras meridionales por la N-111 dibujando el curso del Iregua. Fue tierra esta de dinosaurios, como nos recuerdan las señales que vamos encontrando a nuestro paso.

El bosque nos arropa con su manto: tonos amarillentos, anaranjados, rojizos… ¡imposible escoger un mejor momento para venir! Estamos en el Parque Natural Sierra de Cebollera. Ah, no lo hemos contado, pero pisamos brevemente la provincia de Soria. Nos sentimos afortunados por vivir esta emocionante jornada de moto.

Al fondo vemos las crestas nevadas del puerto de Montenegro. Con buen ánimo decidimos entre todos continuar con el track y encaramarnos a las primeras rampas de este paso, que con 1.592 metros sobre el nivel del mar, divide las comunidades de Castilla y León y La Rioja. Los copos vuelven a hacer acto de presencia. Pero esta vez la incertidumbre que nos acompañó en La Rasa se transforma en éxtasis: los caballos, las vacas, la luz… todo ello compone un paisaje irreal. La nieve no está compactada sobre el pavimento y el día no se muestra tan amenazante como a primera hora de la mañana. El grupo está encantado y es consciente de que en realidad somos unos privilegiados por poder disfrutar de esta vivencia de la manera en que lo estamos haciendo.

Tras las fotos de rigor, destrepamos zigzagueando hasta alcanzar Viniegra de Arriba. La carretera se encajona entre paredes de roca antes de llegar a Viniegra de Abajo. La comida en el Restaurante Venta Goyo, en tiempo y hora, nos reconforta de tal modo que afrontamos el último tramo de la ruta con energías renovadas.

Nos desviamos para visitar el Monasterio de Valvanera, una abadía benedictina cobijada en la Sierra de la Demanda. De fondo, las montañas nevadas nos ofrecen unas panorámicas sublimes. Cuando parece que todo ha terminado, aún tenemos tiempo de fascinarnos con la sucesión de suaves lomas de mil tonalidades que jalonan los campos próximos a San Millán de la Cogolla y Santo Domingo de la Calzada. La llegada a nuestro alojamiento es una celebración, rematada con una suculenta cena y el magnífico servicio del equipo de Teatrisso. ¿Se puede pedir más?

En total, 12 personas disfrutaron en esta ocasión del proyecto V-Strom on Road gracias al sorteo de 6 plazas dobles promovido por Suzuki en colaboración con Ruralka. Agradecimiento a Víctor del Fresno, responsable de Marketing y Comunicación de Suzuki Motor Ibérica, que una vez más acudió a la cita para conocer de primera mano la experiencia de los vstromers.

Si eres propietario/a de una Suzuki V-Strom, ¿a qué esperas para apuntarte a la próxima ruta? Tú puedes ser también protagonista de estas experiencias únicas donde lo pasamos en grande fusionando la pasión de la conducción con el valor del compañerismo, las iniciativas turísticas y la cultura gastronómica, todo ello vertebrado en torno a establecimientos con encanto y un trato siempre cercano y familiar. ¡Nos vemos en la siguiente!