Por su orientación céntrica y suma de alicientes paisajísticos, gastronómicos y tipismo de la zona, el valle del río Jerte discurre hacia Plasencia desde su nacimiento en el puerto de Tornavacas, justo en el límite entre Ávila y Cáceres. Para recorrer en moto esta comarca, de unos 400 km2 podremos recomendar innumerables destinos entorno a la zona, como Plasencia y su vasto patrimonio religioso, Béjar con su conjunto histórico artístico del casco antiguo, o Hervás que merece una visita ineludible a su judería y también, tentados por nuestra afición al motociclismo, su cuidado Museo de la Moto y del Coche Clásico, creado por un apasionado del motor como lo es Juan Gil Moreno.
La comarca como tal está compuesta por 11 pueblos, Tornavacas, Valdestillas, Rebollar, Piornal, Navaconcejo, Jerte, El Torno, Casas del Castañar, Cabrero, Cabezuela del Valle y Barrado, y lo bueno de la ruta que los enlaza es el buen estado del asfalto y poco tránsito, tanto si queremos ir despacio por carreteras locales como si decidimos impregnar más ritmo por una vía rápida como la N 110. Esta carretera es el eje prácticamente rectilíneo entre Barco de Ávila y Plasencia, y opción para volver más rápidamente al punto de partida de esta ruta recomendada por Ruralka.
De levante a poniente el mejor camino hacia el Valle del Jerte comienza en Candeleda, pueblo abulense que dista a poco más de 50 kilómetros del Hotel La Casona de Valfrío, en Cuacos de Yuste, y perteneciente al club de hoteles de calidad Ruralka. Por su situación en pleno centro del Valle del Jerte es un placer del que no podemos prescindir, y aprovechar así al máximo todo el tiempo que necesitemos en descubrir todos los rincones de este paraíso extremeño. Además del paisaje donde está ubicado, y por la gran tranquilidad y grado de detalle de este precioso hotel, María José ejerce de perfecta anfitriona en nuestra estancia, compartiendo con nosotros su coqueto restaurante, además de su hotel, su bosque de robles contiguo o la piscina.
Tras dejar atrás Candelada, enseguida llegamos a Madrigal de la Vera, y a partir de aquí, salvo el pueblo donde se enclava el hotel, la ruta no tiene pérdida al compartir todos sus enclaves el mismo apellido. Villanueva, Valverde, o Viandar por ejemplo, merecen una breve parada y observar sus picotas medievales donde se ajusticiaba a los condenados, las fuentes de piedra y su ingenioso sistema de canalizaciones que discurre por sus calles. Sobre la moto la ruta es divertida, con más de 30 kilómetros por delante plagados de curvas surcando un paisaje soberbio. Losar de la Vera, Aldeanueva y Jarandilla son las poblaciones que reúnen un mejor conjunto histórico artístico, pero lo mejor en cada una es dejarse guiar por las antiguas fábricas de pimentón, o visitar un antiguo secadero de tabaco o el lugar de nacimiento de Juan de Austria. Jarandilla es el punto culminante de esta retorcida ruta que nos va a introducir muy pronto en los mejores pueblos con vistas al valle de los cerezos.
Cuacos de Yuste es un pueblo muy pequeño aunque no por ello cuajado de curiosidades, como la leyenda del hijo natural del emperador Juan de Austria, triunfador de la Batalla de Lepanto contra los Turcos, criado en estas calles. Hay tanto que ver alrededor que lo mejor es alojaros y almorzar en el restaurante “The Country Chef” de la Casona de Valfrío y pedirnos un timbal de verdura de su propia huerta con huevos camperos, igualmente puestos por sus propias gallinas. Después de la pausa para comer, podemos coger la E 391 y visitar el cercano Monasterio de Yuste, que fue el lugar elegido por Carlos I de España para acabar sus días, buscando aislarse de las grandes guerras religiosas que asolaba Europa. Otra curiosidad del pueblo es su cementerio de soldados de aviación, submarinos y navíos caídos sobre España en la I y II Guerra Mundial. Seguimos la ruta y, un poco antes de llegar a Jaraiz de la Vera, nos desviamos por una carreterilla local que sale a la derecha hacia la Garganta de la Olla, y que a su paso por los pueblos nos granjeará las mejores vistas de los famosos cerezos del valle del Jerte.
Superado el paso del Piornal, comenzamos el descenso más espectacular del Valle del Jerte, pasando por pueblos típicos preciosos como Cabrero, Casas del Castañar y Barrado. Si por el contrario tenemos intención de dirigirnos a Hervás, hemos de descender en dirección norte para tomar la N 110, pasar Valdestillas (donde muchos excursionistas paran a ver la cascada de Caozo), Navaconcejo y Cabezuela del Valle y desviarnos para ascender el Puerto de Honduras. 30 kilómetros después llegaremos a Hervás, una de las poblaciones españolas más insólitas por sus estrechas callejuelas, herencia de su pasado sefardí, en pleno centro de la Ruta de la Plata. La visita a las calles de su judería es imprescindible en este viaje al Valle del Jerte, aunque también vamos a disfrutar del pasado de la moto en el Museo de La Moto y Coche Clásico, que ya reúne 300 joyas motorizadas, con más de 100 años de antigüedad.
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