Si pensamos en un viaje cerca de casa que reúna todos los alicientes, un recorrido por la costa y el interior del País Vasco siempre nos satisfará. Una de las mejores gastronomías del mundo, playas rodeadas de naturaleza, el Museo Guggenheim, ejemplos de arquitectura de vanguardia… En cuanto a su gastronomía, sus famosos “pintxos”: delicias de alta cocina en miniatura que verás expuestas en multitud de bares. Además contamos con los restaurantes de grandes chefs de la nueva cocina española. Y para degustar deliciosos vinos, tenemos variedades propias como el Txacolí y la Denominación de Origen Rioja Alavesa.

El cantábrico cubre 800 km de costa entre La Coruña y Labort, desde tiempos remotos ha sido fuente de recursos y cuna de exploradores. Juan Sebastián Elcano fue el primero en dar la vuelta al mundo desde su pueblo natal, Getaria. Por ello nosotros también elegimos simbólicamente aquí mismo el hotel San Prudentzio, del club de hoteles con encanto de Ruralka, como punto de partida en nuestra particular vuelta al mundo vasco. Un nuevo hotel a caballo ente entre viñedos y el Ratón de Getaria, que regenta la tercera generación de la familia Lazkano. Éste no será un viaje habitual de cara al mar, sino que buscaremos también hacia adentro algunos tesoros Guipuzcoanos. Algunos coinciden con los escenarios elegidos por Emilio Martínez-Lázaro para “Ocho Apellidos Vascos”, además de puerto, la ermita de San Telmo en Zumaia, y Zarautz, que es el pueblo donde en tiempos se practicaba la pesca de la ballena. Merece la pena un paseo a pie para contemplar la torre gótica de Luzea, la Iglesia Medieval de Santa María la Real y el Palacio de Narros, de estilo renacentista.

Damos la espalda al Mar Cantábrico y después de desenredarnos de las autovías próximas a la costa, nos adentramos en el interior de la provincia por la N 634 – GI 3161, pasando por un tramo paisajístico que atraviesa Aya y Asteasu hasta Villabona. Tolosa tiene su secreto en sus famosas alubias, por su color oscuro y la poca preparación que se necesita para guisarlas, aunque si va acompañada de guindilla de Ybarra mucho mejor. Para los golosos, haced acopio de tejas, cigarrillos y Xaxus en el mismo museo de la repostería. Volvemos a enfilar carretera comarcal hacia Azpeitia. Destaca el santuario en honor del fundador de la Compañía de Jesús, San Ignacio de Loyola. Además de la profusión del barroco, el santuario destaca por su enorme cúpula de 65 m. de altura, estando rodeado de jardines y una extensa plaza. Tras dejar el templo la GI-631 nos conduce a Azkoitia y poco después la carretera se adentra en un paisaje con el que ha de lidiar para abrirse paso y retorcerse en innumerables curvas perfectas para divertirnos con nuestra V-Strom.

Al final, el valle del río Urola remansa sus aguas y deja espacio para otras dos poblaciones “de foto”: Zumárraga y Urretxu. La primera fue cuna del conquistador de Filipinas y fundador de Manila, Miguel López de Legazpi. En su recuerdo está dedicada la Ermita de Santa María La Antigua, cuya sencillez no delata su belleza interior, que acapara el entramado de vigas de roble, tirantes, tornapuntas, jabalcones y zapatas. Y si tenemos la suerte de preguntar al párroco, nos descubrirá algún busto femenino y dibujos geométricos bien escondidos.

El camino sigue por la GI-632 y deja de lado Legazpi, una de las villas más antiguas de Euskadi, y se empeña en meterse por lo imposible trazando una “V”por la GI-2630  y ascendiendo un duro puerto hasta llegar a Olabarrieta y Oñati, otra villa monumental que el pintor Zuloaga vino a llamar la “Toledo Vasca”. Recorrer Oñati es repasar un catálogo de estilos artísticos en donde apenas falta nada desde el gótico de las tallas de las ermitas, iglesias y las casas-torre, el gótico plateresco de la Universidad Sancti Espíritus y la modernidad artística de Arantzazu, donde ponemos meta a nuestra ruta.

El Santuario de Nuestra Sra.de Arantzazu, alzado en honor de la patrona de Guipúzcoa. Pero no será un conjunto clásico, el templo es pura vanguardia por sus tres torres de piedra talladas en punta, su friso presidido por ¡14! Apóstoles, y una colosal obra arquitectónica que ocupó a artistas como Jorge Oteiza, Lucio Muñoz, Eduardo Chillida y Néstor Basterretxea. En su interior volvemos a sorprendernos de la talla de piedra de la Virgen. Entre tanta grandiosidad, su recato vuelven a recordarnos que la verdadera belleza, como la de la tierra vasca, está en el interior.

Después de esta ruta toca volver al origen, Getaria, para descansar en nuestro hotel base deleitándonos con una agradable cena en el porche y recordando cada paso con nuestra moto. ¡Cómo nos gusta rutear con la V-Strom por tierra vasca!

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