¡Disfruta de la costa vasca con tu V-Strom este verano!
Las buenas rutas en moto no sólo se hacen por la montaña, también de vez en cuando apetece contemplar junto con la V-Strom la belleza del litoral vasco y sus villas marineras. ¡Una ruta perfecta para disfrutar del verano en el norte!
Si tuviéramos que calificar el País Vasco con un sólo adjetivo, elegiríamos “especial”. Una región en la que el mar y la montaña se enredan a su antojo presumiendo de un conmovedor paisaje que no te deja indiferente. El litoral vasco se extiende entre la desembocadura del río Bidasoa cercano a Francia y la playa de La Arena limítrofe con Cantabria alternando acantilados y arenales apetecibles, en los que cada uno se supera en belleza con respecto al anterior.
La capital de Guipúzcoa, Donostia-San Sebastián, está configurada por un caserío pesquero, un ensanche señorial y modernos barrios convierten a esta distinguida villa en una de las más bellas de España. Su gastronomía goza de igual renombre internacional. Si nos lo podemos permitir, reservar en el restaurante de Juan Mari Arzak nos dejará un recuerdo imborrable. Se extiende por una bahía de arena blanca entre los montes Urgull e Igeldo.
La ciudad respira encanto por todos sus rincones desde hace siglos y prueba de ello es que fue el lugar elegido por la reina María Cristina para edificar el Palacio de Miramar como lugar de veraneo. En la zona vieja, sus animadas calles nos conducirán a la plaza porticada de la Constitución. El Teatro Victoria Eugenia y el Hotel María Cristina son de estilo neoplateresco, mientras que El Buen Pastor, la Catedral, es neogótica.
Pero esto sólo es el comienzo de nuestra excursión por las mejores villas marineras que se extienden entre Guipúzcoa y Vizcaya. Hacia poniente, a pocos kilómetros por autopista llegamos a Zarautz, a partir de aquí solamente nos guiaremos por la carretera pegada a la costa. Este antiguo pueblo ballenero es hoy el paraíso de surfistas. Todavía no hemos perdido de vista la ancha playa de Zarautz, cuando ya aparece la inconfundible silueta del Ratón de Getaria, que en realidad es el monte de San Antón. Su estrecho tómbolo que simula su larga “cola” sirve de abrigo al puerto pesquero. El recorrido por la villa es muy atractivo, con sus casas medievales, el puerto y el paseo hasta la ermita de San Antón. Como lugar de interés cultural destaca la Iglesia de San Salvador, de estilo gótico. En nuestro paso por Getaria no podemos olvidarnos de probar su afamado Txakolí originario de aquí.
Al retomar la carretera, nada más posar la mirada hacia las laderas verdes salpicadas de rebaños y sortear la profunda ría de Deba, Mutriku aparece a la vuelta de un recodo, como si el mar hubiera rasgado la montaña. Desde la solitaria playa de Saturrarán, un breve paseo nos lleva hasta la de Ondarroa, famosa por su industria conservera y, por otra parte, por las cualidades de sus habitantes como vocalistas. Situado en un extremo del golfo de Vizcaya, en la desembocadura del río Lea, Lekeitio combina el colorido de sus barcos y de su tradicional caserío marinero con amplias playas y una joya gótica como es la Basílica de la Asunción de Santa María. Si tenemos bajamar, podemos acceder a pie a la isla de San Nicolás.
Continuado nuestro ascenso por el tramo final del Golfo de Vizcaya, antes de llegar a la ría de Gernika, Elantxobe ya se disfruta al primer golpe de vista desde las alturas. Está enclavado en la fuerte pendiente que se extiende entre el cabo Orgoño y la playa de Laga, tan empinada que casi casi los tejados del caserío aparentan una escalera extendida hacia el mar. El pueblo vive del botín que sus barcas de colores pescan del Cantábrico. Otro aliciente de esta preciosa villa marinera es su pertenencia a la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Tras coronar el cabo con la magnífica vista de la isla de Ízaro, la costa se esparce y se allana transformándose en arenales y verdes laderas surcadas por la ría. Aquí conviven multitud de biotipos y ecosistemas, destacando el extensísimo humedal que forma parte del convenio RAMSAR como Zona de Especial Protección para las Aves.
En la desembocadura del río Oka encontramos la célebre población de Gernika-Lumo por sus hechos históricos y los bombardeos de la Guerra Civil inmortalizados por Picasso. Dando completamente la vuelta a la ría, si Mundaka es la capital vasca del Surf, Bermeo –cabeza de Vizcaya hasta 1602– puede presumir de tener el centro pesquero más importante de toda la costa vasca. Muy cerca de aquí, el cabo Matxitxako y el promontorio de San Juan de Gaztelugatxe, al lado de Bakio, son dos observatorios que atesoran tal magnetismo que buscaremos la manera de parar el tiempo y olvidarnos de reemprender nuestra ruta marinera.
Un viaje así de emotivo ha de compensarse con el placer del descanso y en esta ocasión se merece poner un gran broche de oro alojándonos en uno de sus caseríos típicos como Errota Barri, en Mungia, del club de hoteles con encanto de Ruralka. Esta casona vasca fielmente restaurada está rodeada de bosques de eucaliptos, robles y castaños. Se sitúa en la comarca del Uribe, que abarca los llanos valles del Txorierri y costa del Butrón. Antes de transformarse en hotel rural, Errota Barri fue un antiguo molino de agua, del que conserva mobiliario original y tiene más de un aliciente para que enseguida uno se sienta como en casa: Espacios a lo grande, sus encantadoras habitaciones abuhardilladas de la segunda planta, su jardín de 4.000 m2, su emplazamiento en el valle… Su anfitriona Lourdes nos va a acoger con la familiaridad habitual de estas tierras, de ambiente y de gente tan especial.
¡Un rutón!
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