Disfruta en este otoño del Pirineo Aragonés

Para la ruta de hoy os proponemos un  Pirineo con un especial magnetismo fruto de su origen mitológico. La fábula de la ninfa de Pyrenne de la que Hércules se enamoró, y a la que dio muerte el monstruo de tres cabezas Gerión con tal de arrebatar el reinado de Túbal, padre de la ninfa, envuelven un bello relato mitológico que da origen a la colosal cordillera pirenaica. Su magia es capaz de ver a corazón abierto lo grandioso de sus escarpes y sus frondosos bosques y valles, caprichosamente salpicados de pueblos absolutamente pétreos y tan duros como techados por vertiginosas cumbres.

Nos disponemos a recorrer su cambiante paisaje a merced del clima mediterráneo que cambia al atlántico según recorremos los valles de la grandiosa obra de Hércules de este a oeste, adentrándonos primeramente en el emblemático Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y prosiguiendo rumbo hacia los Valles Occidentales, en los límites entre los Reinos de Navarra y Aragón. Los Valles Occidentales del Pirineo Aragonés se cubren de nieblas o “boiras” arrastradas por los vientos atlánticos cargados de humedad provocando constantes lluvias, que a su vez templan y suavizan sus temperaturas al abrigo del otoño. Este fenómeno climático es clave para la generación de frondosos bosques climácicos de sus hayas, nuestros especies predilectas de otoño, que localmente aquí se conocen con el vernáculo aragonés de “fau” o “fago”, tapizan copiosamente los valles de Hecho, Ansó y Aragüés del Puerto.

Uno de estos bosques, que encontramos en el primero de estos bellos valles oscenses, se trata de la Selva de Oza. Partiendo desde Huesca, la A23 (antigua N 330) nos lleva cómodamente hasta Sabiñánigo y Jaca atravesando el puerto de Monrepós, donde podremos tomar nuestras primeras fotos, teniendo precaución de cambiar de sentido (indicación a Caldearana) ¡Parada obligatoria para Instagramers!

En Jaca la nacional se transforma de A23 en A21 y a poco más de 20 kilómetros llegamos a Puente la Reina de Jaca, Moderno núcleo de población que surgió espontáneamente en un cruce de carreteras (hacia Pamplona, Jaca, Huesca y valle de Hecho), fue elegido sede del nuevo municipio surgido de la fusión de los antiguos términos de Santa Engracia y Javierregay. Tomando la carretera A-176 nos lleva sin pérdida hasta Hecho. También llamada “Echo”, esta villa ha sido testigo de los orígenes del reino de Aragón, siendo cuna del condado de Aragón en el siglo X. Su pintoresco casco urbano representa una muestra magnífica de la arquitectura popular altoaragonesa, caracterizada por las llamativas formas troncocónicas de sus chimeneas, coronadas por una piedra o cruz que hace las veces de “espantabrujas”, sus tejados de losas, sus balconadas y sus casas de piedra y madera ennegrecida. Toda esta etnografía la vamos a encontrar muy bien representada en el Museo Etnológico de Casa Mazo, donde conoceremos numerosos útiles y aparejos de la vida laboral y cotidiana, la agricultura, la ganadería, la fermentación del queso y el requesón, la fabricación del pan, o aquellos que se usaban en las labores diarias de la casa.

Desde Hecho sale una carretera que recorriendo unos 12 kilómetros nos adentraremos en plena Selva de Oza, pasando anteriormente por Siresa y llamada Garganta del Infierno, dejando a la derecha el desvío hacia la zona del Gabardito. En Siresa, las casas, típicas de montaña, se distribuyen en dos barrios en torno a la iglesia y la ermita, con plazas recoletas y calles estrechas y empedradas. Una delicia en otoño. Para disfrutar de unas vistas inmejorables del pueblo y sus alrededores, hemos de seguir la ruta que recorre el Barranco Espetal. Sin duda, el monumento más sobresaliente de la localidad es su espectacular Monasterio de San Pedro, de origen románico en el que Intramuros fue educado Alfonso I El Batallador. A unos 15 kilómetros de Siresa te espera un auténtico paraíso natural: la Selva de Oza. Sus frondosos bosques te incitarán a recorrer sus múltiples senderos. Algunos de ellos te conducirán a lugares de deslumbrante belleza como la Boca del Infierno, Guarrinza y Aguas Tuertas. Nuestra recomendación es proseguir placenteramente la ruta a pie por el corazón de los recónditos bosques de haya del Valle de la Reclusa, situados en el Barranco del Hospital, bajo la perpendicular de la mole montañosa de la peña Forca (2.391 m.).

La carretera continua hacia Oza por la garganta del Infierno, donde en época de deshielo el estruendo del río Aragón-Subordán escenifica un paisaje cuajado de color y unas vistas impresionantes justo ahora en esta época de inicios de otoño. La fauna completa la estampa, con el mirlo acuático y el desmán poblando sus aguas. Por la ladera contraria discurre la calzada romana de Caesareagusta a Beneharno, que en sus épocas enlazaba los Pirineos franceses a través del Puerto del Palo, significando una importante vía de comunicación entre los países vecinos. Junto a la carretera se levanta un torreón defensivo, resto de un castillo defensivo de épocas posteriores.

Arces, tilos, pinos silvestres, quejigos, olmos de montaña, guillomos… con los que si somos incondicionales de la fotografía harán amontonar capturas para saciar nuestras redes sociales, a la vez que hará acrecentar nuestro interés por la botánica, a medida que nos adentraos a las puertas del hayedo de la Selva de Oza. Si hemos optado por el coche, aparcaremos en las inmediaciones del camping y proseguiremos la excursión caminando bien a gusto entre umbrías y tupidas masas boscosas que nos seguirán sorprendiendo y acrecentando la curiosidad por la variedad de especies arbóreas. En esta zona habitan todavía las últimas especies de osos pardos pirenaicos, en peligro inminente de extinción, por lo que es obligado a extremar la tranquilidad y respetar las indicaciones de los conservadores. Podemos escoger una variante y ascender por otro camino hasta el Castillo de Acher (2.390 m.), ascenso que merece la pena superar por la panorámica sobre esta espectacular masa de bosques dorados. Más al norte las opciones senderistas continúan hacia el Camino de Guarrinza y las turberas y meandros de Aguas Tuertas, con el aliciente de sus monumentos megalíticos.

Esperamos que os haya gustado ;)