Si de verdad queremos adentrarnos en una tierra auténtica, y vivir el más auténtico respeto a las tradiciones, fiel a una cultura de siglos, en La Rioja encontraremos todo un universo que gira en torno a la vid: Fiestas, costumbres, tradiciones, folklore, etnografía y hasta el lenguaje tienen su origen en este fruto. Es su símbolo universal. La gran fiesta del vino se celebra cada 29 de junio en los riscos de Bilibio en Haro “La Batalla del Vino”, donde desde buena mañana ya corre el zurracapote por sus calles tiñendo de morado a todos sus festejantes. Pero La Rioja extiende su horizonte sobre las fértiles vegas del Ebro y la Sierra de Cameros, la tierra se hace infinita y nada mejor para explorar sus rutas sin fin que una moto tan polivalente como la Suzuki V-Strom.

Partimos de uno de los hoteles del club con encanto de Ruralka en Cuzcurrita de Río Tirón, el Hotel Teatrisso.

Nuestra primera escala es Logroño, una recogida y moderna capital donde no faltan referencias como la Catedral de Santa María la Redonda, con sus dos torres gemelas características. Si decidimos dejar aparcada la Suzuki, además del paso del Ebro, la calle Laurel será nuestro destino para mezclarnos en el bullicio de la ciudad. El casco viejo se arracima entorno al río, y a lo largo de la Rúa Vieja, que traza el camino de Santiago, podemos admirar sus mansiones señoriales más antiguas.

Volvemos a aferrar el manillar de nuestra Suzuki, ahora rumbo por la carretera local A 124 hacia Laguardia. Es la localidad más importante de la Rioja Alavesa y una de las más bellas. Es famosa en todo el mundo por sus vinos, y por ser la cuna del fabulista Samaniego. Todo el casco urbano de Laguardia está rodeado de murallas, construidas a comienzos del s. XIII. En los extremos de su calle Mayor se encuentran las iglesias de San Juan, románica en origen aunque en la actualidad mezcla varios estilos, y la de Santa maría de los Reyes. En ésta destaca la impresionante portada gótica, una de las pocas de esa época que conserva la policromía original. Entre iglesia a iglesia, bien podemos acercarnos a una de sus muchas bodegas y llevarnos cualquiera de sus magníficos vinos riojanos. A 28 kilómetros de distancia por la A 124-N 232, si algo marca la vida de la bellísima ciudad de Haro es, cómo no, el vino, motor económico de la comarca y expresión cultural de la zona. Espléndidamente plantada en el valle, los viñedos envuelven la población y la mayoría de sus bodegas pueden vistarse, además de su museo dedicado a los caldos. Del patrimonio histórico artístico de esta localidad riojana destaca la Basílica de Nuestra Señora de Haro, con su altar mayor barroco; el Palacio de los Condes de Haro, también barroco; el Palacio de Beldaña, ejemplo del plateresco español, del siglo XVI; la iglesia de Santo Tomás ; y el Archivo Municipal, con documentación fechada ya en el siglo XIII.

Rumbo al sur llegamos en pocos kilómetros a otra delas poblaciones clave de la ruta compostelana: Santo Domingo de la Calzada. Su entramado de calles medievales, declarado Conjunto de Interés Histórico-Nacional, alberga un valioso patrimonio en el que destacan sus murallas, la Catedral y el antiguo Hospital de Peregrinos. Además del excelente vino por descontado, la gastronomía riojana es algo que ya podemos ir descubriendo. La calidad de la tierra y una zona tan irrigada es la razón de su magnífica huerta. La alcachofa, el espárrago y los guisantes, acompañados de la gran calidad de la patata. La variedad de la legumbre es infinita, la pocha y el caparrón, por no mencionar la lechuga (la mas crujiente de España), las pencas de acelga y el conocidísimo pimiento rojo y verde. Aquí conoceremos la cuna del castellano y los monasterios de Suso y Yuso, en San Millán de la Cogolla, donde Gonzalo de Berceo rimó en román paladino. Su historia arranca desde el siglo VI, pero no fue hasta el S XI cuando se data un códice de las Glosas Emilianenses, origen de la lengua castellana.

Retomando el rumbo por la C 113 otra joya gótica es el Monasterio de Santa María de Valvanera, en Anguiano. El santuario se construyó tras el hallazgo de una imagen de Santa María del siglo IX, de estilo bizantino. El nombre del monasterio proviene de la expresión latina “Vallis Venaria”, que significa “valle de las venas de agua”, simbolizando este valle de abundantes fuentes, cascadas y arroyos. Aunque la iglesia actual data del siglo XV, su origen se encuentra en un templo visigótico. Anguiano nos seducirá por su carácter serrano, que guarda su afamada Danza del Agudo, con zancos de medio metro de altura, en los que ataviados con trajes típicos, los paisanos giran sin descanso al bajar el empedrado de la iglesia.

El último tramo del viaje es perfecto para nuestra trail Suzuki. El río Najerilla nos marca la falda de la Sierra de Camero, que bordearemos por la pequeña carretera que une Viniegra de Abajo con Viniegra de Arriba, donde podemos contemplar muy buena mampostería. Pronto nos situaremos en plena Sierra de Cameros, cuya comarca ha estado desde siempre ligada a la trashumancia que en el S. XVI que, con ¡tres millones! de cabezas de ovejas, tuvo en aquel entonces su época de esplendor. Los ganaderos cameranos llegaron a tener la mayor renta per cápita de Europa gracias a la lana, que hasta el S XVIII se vendía en todo el continente, hasta el advenimiento de la reforma agraria que hizo prevalecer el campo sobre la ganadería. Hoy la Reserva Nacional de Cameros nos brinda hoy sus bosques de haya, pino y roble, aunque conserva los chozos y corrales provenientes de la época de la trashumancia.

Sobre la N 111 se encuentra Villanueva de Cameros, en el km. 272 se encuentra su Centro de Interpretación. En Pradillo además de recabar más información de la comarca, podemos visitar el bosque de quejigos de Peñafiel y su afamado roble gordo o de las Palomas, de enorme diámetro y 15 m. de altura. Ortigosa de Cameros es otra singularpoblación serrana, y punto de partida para visitar las únicas cuevas de la comunidad riojana, las grutas de la Paz y de la Viña. A escasos kilómetros El Rasillo es otro pueblo típico destacado por su centro náutico, y a 5 km. por la comarcal 253 alcanzamos la aldea serrana de Nieva de Cameros, con construcciones típicas de adobe y madera, iglesia con retablo plateresco y ruinas del castillo. Torrecilla de Cameros ostentaba la capitalidad de la trashumancia invernal hacia los pastos extremeños y andaluces. De aquí nace su famoso queso Camerano. Desde el pueblo podemos poner rumbo con nuestra Suzuki V Strom hacia Nestares, con yacimientos arqueológicos, o a Viguera rumbo al mitados del Peñueco con magnificas vistas sobre el valle. La carretera atraviesa un impresionante roquedo junto a Islallana, en las proximidades de Nalda (con un bien conservado casco antiguo) en cuyos alrededores encontraremos los dólmenes de Peña Guerra, de unos 4.500 años de antigüedad.

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