Descubre con nosotros una ruta muy especial por Guadalajara ¡comencemos!

La arquitectura negra es un tipo de construcción popular identificativa de la sierra de Ayllón (entre Guadalajara, Segovia y Madrid). El aislamiento de la zona y la abundancia de pizarra, llevó a los habitantes a construir sus casas, establos, iglesias, calles y puentes con lajas de pizarra oscura, confiriendo a estos pueblos especial singularidad y conjunción con el entorno natural. Nuestra ruta recomendada, aun estando a poco más de una hora del centro de Madrid, invitan a escudriñar estas castigadas carreteras, pistas por donde la Suzuki V-Strom se mueve como pez en el agua, y donde el tiempo se ha parado en la humildad de estos pueblos anclados en el pasado, un viaje que nos proporcionará una enorme sensación de estar mucho más alejados de nuestra civilización de lo que es en realidad. ¡Una advertencia! Depósito siempre lleno porque apenas hay surtidores.

Para abarcar una visión mayor del “rutón” que nos aguarda a las faldas de la Sierra de la Pela, ampliamos el horizonte de nuestro viaje hacia el oeste en Somosierra y la Sierra del Guadarrama, y abarcamos Guadalajara, Madrid y Segovia iniciando el viaje por la Alcarria, emulando a Don Camilo José Cela. Tomando la autovía del noroeste y a poco más de 100 km. desde la capital, en las cercanías del pueblo de Abánades ya empezaremos a sentirnos “perdidos” de la civilización al iniciar nuestra ruta por la Arquitectura Negra de Guadalajara, donde el paisaje impacta por el contraste entre el verde de sus sabinares, pinares, dehesas y el terreno roto y los desfiladeros que desprenden brillos metálicos por sus paredes de pizarra. ¡Un magnifico escenario para instagramers! En esta aldea, el Hotel Los Ánades, del club de hoteles con encanto de Ruralka y establecimiento Motorfriendly”, es perfecto para marcar el inicio de la ruta. Un lugar para concederle un descanso a la V-Strom, relajarnos, descansar y dejarnos sorprender por el contraste de la sobriedad de la piedra respetuosa con la arquitectura de su entorno y el gusto infinito por el detalle, como sus frescos de las paredes y muebles en caoba oscura, bonitas lámparas de luz tostada luz y arreglos de flores frescas.

Tomando la GU 928 hacia Renales y La Fuensaviñán, podemos optar por una rápida visita a los castillos de Sigüenza (a 30 km.) o Jadraque (a 53 km.). El primero erigido en el S.XII y reformado cada uno de los siguientes siglos, a la par que reconstruido por dos veces, respetando sus planos originales. Jadraque es uno de los últimos castillos-palacio medievales, ya en vías de desaparición en esta época. Se conocía como el Castillo del Cid, aunque el caballero castellano nunca llegó a tener posesión, sino de su primer conde. Una y otra fortaleza siempre nos impresionará su majestuosidad sintiéndonos sobre la moto un genuino caballero andante, sintiéndonos espiados por sus fantasmales vigías mientras nos adentramos con nuestra V-Strom por carreteras más y más estrechas. A poco más de 20 km de Jadraque, primero por la CM 101 y luego por la GU 150, llegamos a Cogolludo. Se trata de una pequeña villa que tampoco tendría un interés excepcional de no ser porque en su bonita plaza mayor se encuentra el impresionante Palacio de los Duques de Medinaceli (o también llamado Palacio Ducal de Cogolludo), una maravilla renacentista que nadie espera encontrarse en esta pequeña aldea, con la magnífica Iglesia De Santa María que además alberga una pintura barroca de José de Ribera, “Lo Spagnoletto”.

Seguiremos hasta Tamajón, que si bien no forma parte de la arquitectura negra, es una de las entradas naturales de su epicentro y allí además encontraremos su propia “ciudad encantada”, de características parecidas al famoso enclave conquense y cercano a un sabinar centenario. Desde allí, tras haber catado algún bollo “preñao” típico de Tamajón, miel o mermelada artesanal, hemos de decidir si seguir siendo fieles a la temática arquitectónica del viaje, o bien una alternativa de mayor protagonismo de la naturaleza. Si nos decantamos por esta opción pondremos rumbo a Valverde de los Arroyos, adentrándonos en un paisaje paradisíaco, con grandes bosques que van cambiando de especie dominante, desde encinas y grandes pinares mezclado con robledales. La sinuosa y estrecha carretera, como os aseguramos ideales para la Suzuki V-Strom, se va acercando al pico del Ocejón, que con sus 2.049 metros y su cúspide piramidal de aire alpino, los excursionistas lo mencionan con el título guasón de ‘Cervino manchego’. El pueblo guarda el encanto de sus balcones de madera jalonados de flores y la profusión de gruesas lascas de pizarra en los techos. Monte arriba, atravesando huertos de frutales, atraviesa un bosquete de castaños y ascendiendo surcando brezo, cantueso y gayuba, encontramos una de las fuentes del Sorbe, una espectacular cascada de 80 m. de desnivel llamada Despeñalagua.

Volviendo a Tamajón, seguimos la ruta hacia otros dos pueblos fundamentales de la Arquitectura Negra de Guadalajara, como son Campillo de Ranas y Majaelrayo. También atravesaremos pueblos con muchísimo encanto como Campillejo, El Espinar o Robleluengo, muy pequeños, que sumarán más muestras a nuestra ruta de la arquitectura negra. Majaelrayo se hizo famoso por un conocido anuncio televisivo, protagonizado por este inolvidable anciano vecino del pueblo que cuestionaba el título de Campeón de Europa del Real Madrid. En las proximidades de esta bellísima aldea rústica podemos acceder igualmente al Hayedo de Tejera Negra, el bosque de esta especia más alejado del sur de Europa, y cuyo colorido en otoño es espectacular. En su suelo crecen robles melojos, pinos silvestres, tejos, acebos y abedules, y oculto entre las hojas caídas, el apreciado Boletus Edulis.

En nuestra última etapa por la ruta de la Arquitectura Negra nos vamos a dirigir hacia el oeste, en dirección a Montejo de la Sierra. Dice la leyenda que, allá por el año 1460, el pueblo compra a un noble de Sepúlveda el monte de hayas y robles a orillas del río Jarama, conocido como El Chaparral, en el que se escondían hadas y duendes. Hoy el Hayedo de Montejo sigue atrayendo más y más visitantes, prendados por esta magia de todo bosque encantado.

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