La ruta de Dios que haremos con nuestra V-Strom por Tarragona en un día es un tanto peculiar. Se basa en una leyenda que cuenta que dos monjes de la ordende los cartujos recorrían la Sierra de Montsant y dieron con un pastorcillo descansando bajo la sombra de un pino. En la charla les explicaba que en sueños veía ángeles que trepaban por una escalera apoyada en la cepa del árbol. Los monjes lo interpretaron como una señal de Dios y allí mismo construyeron un pequeño claustro que sería el origen de la Cartuja de Escaladei, que significa«escalera hacia Dios». ¡Recorremos esta zona con tanto valor espiritual!.
La zona es ideal para recorrerla a pie o en bicicleta, pero cuando en nuestro mapa la carretera está remarcada en verde, lo suyo es alargar dicha escalera y recorrerla en moto. Los monjes no son los únicos en mostrarse hospitalarios. Annaïs Chauveu y Pau Escriu son dos entusiastas de la restauración y su hotel situado en Siurana, La Siuranella , del club de hoteles con encanto de Ruralka, tiene igual resplandor que la piedra caliza del Montsant en las noches de luna llena. Su restaurante Els Tallers es también un lugar muy apropiado para cenar cuando hayamos vuelto de nuestra excursión. De sus alrededores nos impresionará su enclave en la cornisa presidida por la iglesia de la Asunción, rodeada por vertiginosos barrancos. ¡Será nuestro punto de partida esta gran ruta!
Tomando la pequeña carretera local hacia Poblet, en Albarca el macizo de piedra aún impone más. Es un pueblo de cuatro casas y su ermita Madre de Dios que miran desafiante, sobre lo alto del cerro, el angosto paso hacia la cara sur del Montsant. De nuevo ponemos rumbo a la carretera hacia el siguiente pueblo, Prades, situado arriba, altivo sobre una meseta, pasando por la alta cruz gótica y traspasar el portal fortificado que flanquea la iglesia parroquial. A su derecha se esconde una puerta dovelada y tras ella la plaza. Por los alrededores, podemos visitar las casas colgantes de Vilanova de Prades o la ermita de la Virgen de Abellera, muy escondida bajo una roca.
La ruta ahora nos deleita con una buena sesión de curvas, paellas y trazado típicamente “motero” para rebasar el alto del Tossal de la Baltasana a 1.200 m. Frente a nosotros, la sierra de Roquerote y en poco más de 10 km alcanzamos el Monasterio de Poblet. Levantado en Vimbodí, al pie de las montañas de Prades y el bosque de Poblet, es el más grande de los tres monasterios cistercienses de la región (Santes Creus, Poblet y Vallbona de les Monges). Sin perder la nacional en dirección a Tarragona, alcanzamos Montblanc, que guarda el mismo misterio medieval que siempre encierra toda ciudad amurallada. Es el lugar donde San Jorge salvó la princesa del dragón, considerado el conjunto urbano medieval mejor conservado de toda Cataluña y rodeado por espléndidas murallas, con sus 17 torres y cuatro portales.
Tomando ahora la N 240 en dirección a Tarragona, merece la pena visitar Rojals, a la que llegamos por una carretera bien surtida de curvas tomando un desvío a la salida de l´Espluga de Francolí. Después iremos a Farena, una vez pasamos La Riba, con un acceso más recto. Es una verdadera joya románica en el centro de los montes de Prados y es singular por su flora y calles que casi suben hasta el cielo.
Para seguir la ruta hemos de volver sobre nuestros pasos y continuar unos 60 km dirección Reus. Primero de cara al mar y luego buscando carreteras que nos lleven de nuevo hacia la sierra del Montsant, nos situamos en plena campiña del Priorat, en donde se elaboran los mejores vinos y aceites del mundo. La vemos trepar por las laderas en bancales de “Llicorella”. Las cepas, grises y retorcidas, comparten terreno con avellanos, almendros y olivos. Pasado el bullicio de la vendimia, el resto de año la campiña respira una paz celestial. Visitar con total libertad alguna bodega puede ser un placer divino, como la de Ripoll-Sans en Gratallops y degustar la deliciosa gastronomía catalana. Otras son grandiosas como la de Cornudella de Montsant, Falset, y la de Marçà, que el discípulo de Gaudí, César Martinelli, levantó en 1919 y está considerada una de las “catedrales” del vino en Tarragona. Para llegar hasta aquí ponemos rumbo por la curveada T 710. Afortunadamente su asfalto está en perfecto estado pero es que aunque no nos demos cuenta, ya sumamos cientos de kilómetros a nuestras espaldas. Los caminos del Señor son inescrutables, tras cruzar el río Siurana hemos vuelto a nuestro punto de partida, La Siuranella . Nos disponemos a descansar en su piscina si el tiempo nos lo permite. Ya hemos cumplido por hoy con nuestra V-Strom.
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